Por Facundo Díaz D’Alessandro

Puja distributiva, inflación, caída del poder adquisitivo del salario (+ desocupación), aumento de la pobreza.

Podrían sumarse otras variables a la difícil situación económica argentina, pero esa secuencia sintetiza el padecimiento al que está sometida la mayor parte de la sociedad en su día a día durante los últimos años, algo que parece ir agravándose desde 2018, cuando se desató la crisis cambiaria y el país entró en una recesión de la que todavía no salió.

Pandemia mediante, en el último año se congelaron tarifas, entre otras cosas, pero sin éxito a la hora de frenar la escalada de precios, en especial los de la canasta básica: la inflación de estos productos en 2020 fue casi 10% superior al promedio. Y 2021 no empezó mejor.

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El reciente acuerdo para ofrecer algunos cortes de carne a “precios populares” es un ejemplo claro. Tan sólo un día después de anunciado, desde el sector de carnicerías afirmaron no haber sido consultados directamente, mientras que fuera de Buenos Aires será muy difícil acceder a esas “ofertas”.

“Esa carne acá no llega. El gobierno nacional no nos convocó; el provincial sí, porque lo solicitamos. Los principales frigoríficos están en Santa Fe, no puede ser que no llegue acá ese acuerdo ¿No hay derecho a acceder a esos cortes fuera de Buenos Aires?”, cuestionó el titular de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario y la Región (Casar), Sergio López.

No obstante, el problema excede a la carne. Como anticipó allá por octubre Conclusión, ya entonces comenzaba a advertirse un relativo faltante de productos, lo que indefectiblemente sumaría presión inflacionaria y evidenciaba también un problema de oferta (no solo de consumo o demanda).

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“Seguimos en esa situación, entonces pensábamos que se podía deber quizás a una cuestión de la industria, no querer ceder un margen (y en un momento así todos tenemos que ceder), pero observando el desarrollo de estos meses, vemos que ya esto requiere un enfoque distinto”, expresó López a este medio.

Ineficacia y especulación

Otros programas con los que el gobierno nacional intentó contener la escalada, fueron Precios Máximos y el ya conocido Precios Cuidados, cuya eficacia, a la luz de los acontecimientos, es por lo menos dudosa.

Esos programas no han llegado a Rosario, estamos pidiéndole a la Secretaría de Comercio de la Nación para que en el interior del país encuadre una forma de que podamos tenerlos. Realmente nos preocupa; enero, que siempre es un mes -históricamente- donde los precios no aumentaban en ciudades no turísticas como Rosario, hubo aumentos de entre el 6 y 10%, cosa preocupante para nosotros los comerciantes y para el consumidor”, dijo Juan Milito, titular del Centro de Unión Almaceneros de Rosario, a Conclusión.

A la hora asignar responsabilidades, también apuntó a “los grandes grupos económicos que forman precios y se apropian de la renta”.

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“Ya tomaron ganancia suficiente el año pasado, pensemos que no hubo aumento tarifario de servicios. Tiene que ver con la especulación de estos sectores, es un mal de hace mucho tiempo, la concentración económica y extranjerización del consumo. Siempre decimos y ponemos énfasis en que hay que trabajar con pymes, empresas locales, comercios de barrio; ahí se forma el trabajo y la ganancia, es todo más cristalino. Queremos una vida digna para nosotros y nuestra familia”, argumentó Milito.

En ese sentido, el almacenero contó que “hay productos o marcas que han desaparecido del mercado (aceite, yerbas)” y reclamó una acción directa de las autoridades políticas.

“Pedimos que intervenga la Secretaría de Comercio, el estado debe intervenir y ponerse del lado de pequeños comerciantes, no del lado financiero-especulativo”, expuso.

En tanto, López, de Casar, consideró que “los controles de precios no pueden durar por tanto tiempo” ya que “el faltante de productos se empieza a observar primero que nada en aquellos afectados a esos programas de precios, máximos, cuidados”.

Consultado por Conclusión respecto a posibles estrategias de grandes firmas, para eludir esas exigencias o salvar margen de ganancia ante el aumento de costos o menor rentabilidad, López reveló que “las marcas más importantes se la rebuscan con algún cambio de packaging”.

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No obstante, sostuvo que “si no hay faltante tan grande de productos todavía se debe a eso, tampoco se puede destruir a la industria, los aumentos que autorizó la secretaria de comercio son del 5 o 6% y la inflación de esos productos en el año fue de casi el 50%. Hay que entender a todos, hoy ya esto requiere un plan antiinflacionario”.

¿Propuesta posible?

En relación al nivel de ventas actual, el presidente de Casar indicó que es “un contexto muy difícil” y que el consumo está “amesetado en los números recesivos”.

“Uno siempre está a favor del Estado, de cooperar en lo que haga falta si quieren reunirse, ceder lo que se pueda, pero hoy esta situación ya depende de que se encare el problema de otra manera. Si era difícil antes de la pandemia, imagínate ahora, pero no queda otra”, reflexionó.

Y propuso: “¿Por qué no sacar el IVA en productos esenciales? No como lo hizo el anterior gobierno, solo en la fase final ( la del comercio), sino en la producción, que es donde impacta realmente en el precio. Es una locura que nosotros, que producimos los alimentos, estemos pagando lo que estamos pagando. Sobre todo en productos de la canasta básica”.