Algunas semanas atrás, el Senado convirtió en ley el proyecto que regula el teletrabajo, el cual comenzará a tener vigencia 90 días después que finalice el aislamiento social.

La iniciativa tuvo encendidos cuestionamientos de parte la oposición al gobierno nacional y de algunas cámaras empresarias, las cuales manifestaron su temor de que la normativa promueva una ola de juicios. Sin embargo, el 80 por ciento de los trabajadores afirma estar haciendo sus labores en una computadora en su casa (home office), aunque solo 11 por ciento los realizaba antes de la pandemia.

El presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara alta, Daniel Lovera, fue el responsable de la coordinación política para llegar al recinto con dictamen favorable.

Esta semana, el senador, que también es secretario general de Empleados de Comercio en General Pico, La Pampa, participó del ciclo “Los desafíos del trabajo en el modelo productivo actual” (organizado por la Asociación Empleados de Comercio de Rosario y el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la provincia de Santa Fe) y dejó algunos conceptos claros respecto a los “excesos y abusos” que motivaron y permitieron la sanción de la ley, y lo que representa a la hora de lo que puede venir, la realidad de los trabajadores y el movimiento obrero organizado, en su relación con la contraparte en el sector privado -las empresas-, y naturalmente el Estado.

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Habemus ley

“Celebro que haya ley de teletrabajo, sobre todo en medio de esta pandemia y esta crisis. Era necesario hablar del tema, porque esta modalidad se estaba llenando de abusos y esos excesos han hecho que pudiéramos debatir y pudiéramos consensuar. El texto de la ley, en general, es fruto de un consenso. Se le hicieron muchísimos aportes de todos los sectores que componen ese diálogo tripartito, tan necesario siempre y sobre todo en los tiempos que hoy nos toca vivir, lamentablemente. Se escuchó mucho al Poder Ejecutivo y al ministro de Trabajo, Claudio Moroni, se escuchó a todos los representantes de las distintas fracciones de las trabajadoras y los trabajadores de nuestro país, a todos los sectores empresariales, por lo menos a los que quisieron participar; concluyó con que se reguló una modalidad para todas y para todos los teletrabajadores y no sólo para una parte de los que trabajan en la argentina, en la actualidad y que teletrabajan hace mucho tiempo. Por eso en la ley y en cada uno de los fundamentos siempre hablábamos de presupuestos mínimos y resaltamos la importancia que tienen las negociaciones colectivas.”

Críticas

“Molesta esta ley en algunos sectores empresariales, obviamente con mucho apoyo de medios de comunicación afines. Decían dos cosas: sobre todo, que burocratiza y complejiza el sistema; decían ‘está funcionando normalmente y no hace falta, no eran necesaria ningún tipo de regulación’. La verdad que en esto no coincido, no tienen razón y voy a dar aunque sea tres fundamentos. Primero, con esta ley nadie le quiere poner trabas a nadie y menos a quienes generen empleo, no hace absolutamente nada de eso. Lo que hace es poner un marco de respeto por los derechos de quienes tienen que realizar sus tareas en un lugar distinto al establecimiento de la empresa, mediante la tecnología. Digo esto porque algunos -sobre todos los que hablaban en contra desde el avance de la ley- creen que teletrabajo solo aplica a esa mano de obra altamente especializada, buscada por determinadas empresas, que hace muchos tiempo que teletrabajan en la Argentina; crean y generan puestos de trabajo legítimo, mejor remunerados, y está bien que así sea y estamos de acuerdo que así sea, en eso no hay ningún problema. Ahí el segundo fundamento, a pesar de la gran especialización o de la mejor remuneración, todas las trabajadoras y los trabajadores deben tener regulados sus derechos, aunque tengan hoy una gran demanda en el mercado. Y el tercer fundamento es porque ese tipo de teletrabajadores de los que ellos hablan y a los que ellos se dirigen, es sólo una parte de los que teletrabajan en la Argentina. Existe otra parte que no son esos empleados súper especializados, con grandes salarios, al contrario, en muchos casos estamos hablando de trabajadores y trabajadores con salarios de los más bajos del país, hoy están obligados a teletrabajar y mañana sin pandemia y si no hubiéramos avanzado con esta ley, sin regulación, van a tener que seguir trabajando no en las condiciones que se han acordado, sino en las condiciones que se le han impuesto en el medio de esta pandemia, en muchos casos pagando su propia computadora, trabajando en la única mesa disponible que tiene para toda la familia,  pagando de su bolsillo la suscripción de internet. Estoy hablando de quiénes tienen que correr las cosas del desayuno para trabajar, tienen que cuidar de sus hijo/as y que no se acerquen a esa mesa de trabajo, esa mesa que debe de ser desocupada para el almuerzo familiar, para cada comida, para que sus chicos tengan que hacer la tarea, eso es lo que sucede hoy en Argentina, sin regulación. A ellos ayudamos y tenemos que proteger con esta ley, con la regulación de esta modalidad. Nosotros más que nadie sabemos que si no regulamos los trabajadores, ocurren esos excesos y abusos. Ese trabajo digno que el argentino necesita y que muchos pregonan, sólo va a poder generarse y sostenerse en tanto seamos capaces de sancionar leyes que permitan que esos trabajos se desarrollen en el marco del respeto por los derechos.”

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Molestias digitales

“El mundo del trabajo está enfermo de fraude laboral. Nos quieren hacer creer que la tecnología y la robótica van a terminar con el empleo. Se demostró una vez más, con esta ley, que la culpa no era de la tecnología sino de algunos sectores empresariales que querían hacer un mal uso de la tecnología, implementandola para precarizar el empleo. La ley de teletrabajo de Argentina es una ley de vanguardia, moderna y que inclusive genera incentivo a la modernización. Nada va a ser igual, seguramente cuando termine esta pandemia y vayamos transitando el nuevo mundo laboral y a ver, recordemos que cuando se empezó a tratar de esta ley antes que hubiera mucho lobby empresarial salió por unanimidad en la Cámara de Diputados. El problema fue después, cuando se empezó a desarmar la ley, la gran resistencia que hubo posterior es porque establece pautas de trabajo futuro y toma un puntapié inicial para muchas cosas que seguramente podemos hacer en el futuro con el tema de la tecnología. El teletrabajo es una de las formas de trabajar que se imponía, sobre todo de cara a las próximas generaciones, a todos los que han sido los ‘nativos digitales’, que no tienen miedo de incorporar posibles herramientas nuevas de trabajo, a través de canales electrónicos y entes de trabajo, una modalidad que venía creciendo mucho, que estaba imponiendo un estándar. Hoy, gracias a la ley, muchos jóvenes van a entender que está bien que teletrabajen pero que tienen que hacerlo con derechos. Esta ley molesta porque motiva a la modernización de las empresas, a discutir el rol de las mujeres en la economía, motiva a que los jóvenes se den cuenta que los estaban precarizando. Cuando uno ve que casi todos los países, por no decir todos, de la región aprovechan la pandemia para precarizar, que nosotros en la Argentina hayamos obtenido más derechos…”

Pacto Social

“Tenemos que trabajar en consolidar ese nuevo pacto social, vamos a necesitar representación de todos los sectores institucionales, sociales, económicos, para poner a la Argentina en marcha, y el trabajo digno tiene que ser la herramienta para proyectarnos en ese futuro pospandemia, que seguro va a va a venir con profundas transformaciones globales. Por eso tenemos que seguir trabajando, militando, para que se amplíen derechos. Estoy convencido que es el camino. El trabajo es el derecho fundamental para garantizar a cualquier persona una vida digna, una sociedad con justicia social, que haya oportunidades para todas las argentinas y los argentinos. Y cuando nos referimos a bienestar social en términos económicos o de mercado, siempre ponemos el acento en el acceso de los consumidores a productos y servicios a bajos precios, así debe ser. Sin embargo, es necesario que todas y todos entendamos que que bienestar social es también garantizar salarios decentes, empleos de calidad y que estén sostenidos en ese diálogo representativo y en la regulación estatal.”

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Regulación de plataformas o apps

“En eso ya se está trabajando, no sólo nosotros en el Senado, sino por suerte lo está trabajando el gobierno nacional, por medio del área correspondiente que es el Ministerio de Trabajo de la Nación. Tenemos un puntapié inicial fundamental. Primero tenemos que consensuar todos rápidamente en que todas esas trabajadoras y trabajadores de las plataformas digitales son trabajadores y trabajadoras bajo relación de dependencia, eso es el tema central que tenemos que discutir. Y en base a eso sentarse a discutir cada una de las situaciones. Yo soy optimista, probablemente antes de fin de año podamos tener una regulación al respecto.”