El nuevo jefe de Oficina de la Pontificia Comisión para América Latina designado por el papa Francisco, el periodista y abogado boliviano Julio César Caballero, afirmó que «es imprescindible construir la Patria Grande» y sostuvo que «es el tiempo de dejar de lado las recetas y pasar a la acción» en la región.

«Es imprescindible la construcción de la la Patria Grande. Es algo que ya ha sido planteado muchas veces, y sé que muchos me dirán que plantear esto tiene algo de romanticismo. Pero si es romanticismo hay que convertirlo en realismo», planteó Caballero.

Caballero tiene 51 años, es abogado y fue designado por el papa Francisco el 3 de julio para ser el responsable laico de la institución creada en 1958, y a través de la que la Santa Sede mantiene sus relaciones con los episcopados y obispos de la región.

«Hay que construir la Patria Grande latinoamericana, con sus fortalezas y sus debilidades, con ese mosaico tan enriquecido de colores, olores y sabores que tiene. Es más: en este momento debería ser la principal causa para unirnos», afirmó Caballero, con largo recorrido como comunicador en Bolivia antes de ser designado embajador.

Según el funcionario, «la unidad no diluye las diferencias, eso sería una absoluta injusticia histórica entre nosotros. Pero sí creo que esa construcción es el gran desafío que vive esta generación».

Caballero había sido designado embajador de Bolivia ante la Santa Sede en 2016, durante el gobierno de Evo Morales, y estuvo al frente de la representación diplomática hasta marzo pasado. Ahora, será uno de los laicos con mayor cargo en la estructura vaticana, y en la comisión para América Latina trabajará junto al cardenal canadiense Marc Ouellet, presidente del organismo.

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Sobre la realidad latinoamericana, Caballero planteó que «ha habido ya mucha reflexión sobre este tema, pero esta es la hora de pasar a la acción».

«Los organismos están ya creados, hay que ser consciente de la función que tiene cada uno de ellos y entre todos los países de América Latina apostar a un multilateralismo, aprovechar las fortalezas que tenemos», sostuvo Caballero.

En ese marco, aseveró que «hay que rescatar el sentido de pertenencia a una Latinoamérica tan diversa que está desafiando a la sobrevivencia, marcada por las desigualdades que existen, pero también por una identidad cultural que se ve afectada por un fenómeno global y planetario como la pandemia».

«Esta situación debería ponernos a trabajar sobre los ejercicios democráticos que necesitamos para consolidar esa integración. Que los que están en las antípodas del pensamiento pongan en práctica lo que alguna vez ha dicho el papa Francisco y construyan puentes. Así como nos dimos cuentas que las células básicas de la sociedad necesitan puentes, en el gran entramado mucho más complejo y difícil también necesitamos eso», convocó.

En esa línea, el abogado boliviano planteó además algunos de los desafíos que enfrenta a cargo del organismo que tiene como función primordial la de «aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina».

«Todas los diagnósticos que se han hecho, muchos de ellos de parte de obispos, son muy interesantes, aunque yo creo que falta un poco más a la hora de describir la fragilidad social en la que vive nuestra Latinoamérica», propuso en esa dirección.

«A mi lo que me preocupa son las economías particulares de la gente que no puede salir a ejercer su derecho a vivir, por la falta de comida, de trabajo. Ya estaban invisibilizados antes y ahora, con la crueldad de la pandemia, se suman mayores cantidades de invisibles«, lamentó.

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Así, según Caballero, «la dureza de los efectos de ausencia de Estado se puede ver en los rostros de aquellos que ya están en las calles pidiendo en nuestras capitales latinoamericanas».

Caballero es el primer designado como «Jefe de Oficina» en la Comisión para América Latina, y su nombramiento hará más operativo el accionar del organismo que, según la Constitución vaticana vigente, debe también favorecer «las relaciones entre las instituciones eclesiásticas internacionales y nacionales, que trabajan en favor de las regiones de América Latina y los dicasterios de la Curia Romana».

Este momento de la región, para el funcionario vaticano, «es el tiempo de dejar de lado las recetas, por más comprometidas que sean, y pasar a la acción. Los temas importantes para la región ya han sido largamente diagnosticados, pero la urgencia y la emergencia nos interpelan para actuar de forma inmediata».

Para Caballero, «así como el Papa le pide a sus obispos y al clero tener olor a oveja, el poder en Latinoamérica necesita empolvarse un poco más en los barrios, acercarse más a aquellos que no tienen qué comer».