Por Federico Morel

Los trabajadores de las aplicaciones (app) de delivery se cansaron de estar a la intemperie, en el sentido más literal de la palabra, y decidieron armar una carpa que más que simbólica es una necesidad imperiosa para poder cubrirse de las inclemencias del clima, descansar entre pedido y pedido y tener un baño digno.

Parece insólito hoy en día imaginar un trabajo en regla en donde no haya baño, donde no exista un espacio para merendar o donde se puedan transmitir las experiencias del cotidiano en algún descanso entre compañeros.

Sin embargo, más de 800 trabajadores de Rappi, Glovo y Pedidos Ya en Rosario fluctúan diariamente entre la falta de garantías en las condiciones laborales y el estrés que, naturalmente, produce desarrollar el trabajo en la calle.

Empleados sin contrato, monotributistas, sin cobertura médica y seguro de vida y, básicamente, sin una oficina de la empresa donde puedan acudir en el caso de que algo les ocurriera durante la jornada laboral, recorren las calles de la ciudad, en bicicleta o moto, llevando los productos que consume la gente.

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La plaza San Martín resulta significativa para estos trabajadores, ya que es ahí donde tienen que “ingresar” sus datos a través de la app como comienzo de la jornada laboral, confirmando a sus supervisores que están listos para despachar viajes, esperando les llegue la confirmación de pedido a su celular, herramienta fundamental para este rubro, la cual los cadetes abonan en forma particular mes a mes.

Sentados en el banco de la plaza

Cada banco de la plaza representa una base del servicio de la app, la cual tiene una zona de la ciudad asignada. Es decir, por ejemplo, que a los trabajadores que se reúnen en Córdoba y Moreno les toca el microcentro, pero los que se reúnen en el banco de Santa Fe y Dorrego, se les asigna la zona de macrocentro.

Cabe destacar que, cuando se menciona el banco, se habla literalmente de los asientos que se encuentran, como de costumbre, en las plazas de las ciudades, por lo que la infraestructura que están utilizando estas empresas para controlar y organizar los envíos que hacen los cadetes son simplemente los espacios públicos.

Estas empresas, las cuales incrementaron sus ganancias exponencialmente durante la pandemia Covid-19, no realizan aportes empresariales ni laborales, ni tampoco se acercan a dirimir las obligaciones impositivas, ya que su funcionamiento aún no está articulado legalmente.

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Trabajadores explotados, precarizados, divididos y dejados a la buena del clima y el tránsito es el formato de estructura empresarial que están proponiendo los dueños de estas plataformas que, probablemente, sigan incrementando el consumo de sus servicios luego de la cuarentena conjuntamente con sus ganancias, por lo que es imprescindible que el Estado interceda en la relación laboral que proponen.

Acudir a donde hay respuesta

Dentro de los más de 800 trabajadores del ‘delivery vía app’, existe un porcentaje de ellos que, mediante organización y elecciones, se nucleó dentro del contrato colectivo de trabajo del sector gremial de los mercantiles. Son aproximadamente 60 personas que lograron, en conjunto con el acompañamiento de la Asociación Empleados de Comercio Rosario, obtener los derechos que tiene cualquier hijo de vecino por ser contratado por una empresa como empleado, dígase, aportes jubilatorios, obra social, etcétera.

La iniciativa de armar una carpa en la plaza donde hacen el “ingreso” diario a sus puestos de trabajo se tomó de forma optimista entre las mujeres y los hombres que pertenecen a las diferentes ‘app de delivery’.

Una silla donde descansar y elongar las piernas después de pedalear por kilómetros, un vaso de té o café como merienda y, algo casi impensado hasta este momento, dos baños químicos totalmente necesarios, junto con elementos de sanidad (en época de pandemia) para estar protegidos, es lo que necesitan los trabajadores y obtienen en esta carpa sanitaria y lo vienen realizando a diario.

Los trabajadores de Rappi, Glovo y Pedidos Ya exigen la aplicación del contrato colectivo de trabajo a los más de 800 empleados y que, prontamente, esta actividad económica que deja millones de dolares en ganancia, sea regulada legalmente para que los empresarios se ocupen de sus obligaciones tributarias, respondan con responsabilidad al Estado y garanticen las condiciones laborales que permitan que sus empleados desarrollen la actividad dignamente.