El pan, uno de los alimentos infaltable en la mayoría de los hogares y presente dentro de cualquier alacena familiar o comida, siempre, o casi siempre, fue característico por no poseer un costo excesivo, y ser “relativamente barato” en comparación con otros productos alimenticios. Sin embargo debido a los últimos aumentos cada vez se aleja más de esta noción que lo envuelve como uno de los productos más accesibles del mercado, y a la hora de hacer las compras se piensa dos veces.

Esta semana se volvió protagonista de las noticias por el próximo aumento del 10% que se espera a partir del fin de semana, que no sólo repercutirá en el pan, sino que también en las facturas. “Entre el fin de semana, y principios de la siguiente se pondrá en funcionamiento el incremento en las panaderías de todo el  país, ya que todas están en la misma situación», según expresó Jorge Vitantonio, Presidente de la Federación Nacional de la Industria panadera, quien hace 57 años trabaja en el oficio.

El representante explicó que esto se debe a que todos los insumos aumentaron, “sobre todo la harina, el ingrediente principal, que en un momento se había retraído, y ahora aumentó un 25%, es decir, volvió a recuperar el precio de hace un año atrás”, a lo que agregó que también se suma el aumento de las tarifas de los servicios, “en diciembre la factura del agua del lugar de fabricación nos llegó de 15.000 pesos, y de la luz, entre 4.000, y 4.500 pesos”.

Se estima que el aumento en el pan será de tres pesos, y entre cinco y seis pesos en las facturas aproximadamente. “El kilo de pan que está 32 pesos, va a pasar a estar 35 pesos, y en el caso de las facturas que actualmente está alrededor de 54 pesos la docena, pasará a costar 60 pesos”, expresó Vitantonio quien aseguró que dichos números son estimativos ya que también depende de la estructura y del tipo de mercadería que utilice cada panadería.

El representante dejó entrever su preocupación con respecto a la situación que atraviesa el sector: “Los consumidores están agobiados con todos los aumentos. Nosotros también estamos preocupados, no aumentamos con alegría, pero lo tenemos que hacer por obligación para poder seguir manteniendo la industria como corresponde, y sobre todo las fuentes de trabajo”, a lo que agregó: “somos conscientes de los aumentos, la gente tiene que venir todos los días a la panadería”.

Según explicó Vitantonio,  siempre suele haber una caída en las ventas durante el verano, y las mejorías comienzan a notarse en cuanto el clima cambia y empieza a refrescar, y las ventas aumentan, sin embargo el año pasado no terminaron de repuntar nunca lo que habían perdido durante el verano, “hemos visto disminuir el volumen de las ventas interanuales, en un promedio de 25% . Un 20% en el pan, y un 30% en lo que es facturas, bizcochos, pastelería, masas finas”, por lo que la situación se vuelve preocupante para el rubro de los panaderos.

Por otro lado, otra de las “enfermedades crónicas” con las que lidia el sector, así lo describe el panadero, y que los perjudica ampliamente,  son las panaderías clandestinas, quienes elaboran productos eludiendo cadenas de costos, lo que genera una “competencia desleal” que afecta a los locales que sí están habilitados, “el año pasado en una mesa tripartita que se realizó junto con el sindicato y el Ministerio de trabajo, los resultados dieron que de 100 panaderías que se visitaron en la inspección, más del cincuenta por ciento estaba con gente sin anotar”, a lo que agrega que esto no solo los perjudica a los panaderos, sino que también a la población, ya que hace que a la hora de elaborarse  el pan no se tomen las medidas necesarias de seguridad e higiene que requiere “el pan no se pela como una fruta, ni se hierve, se come tal cual sale de la panadería, entonces lo principal es que la higiene esté al día», concluyó.