Las potencias mundiales del G7 iniciaron hoy una cumbre de dos días en Japón con la mirada puesta en la renqueante economía mundial y en la creciente influencia de China, fuente de tensiones en la región Asia-pacífico.

El cónclave entre los jefes de Estado y de Gobierno de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá y del anfitrión Japón se lleva a cabo en Ise-Shima, una zona montañosa a unos 300 kilómetros al sudoeste de Tokio.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, abrió el fuego al aventurar que los líderes mundiales deberían «tomar una postura firme» ante Pekín, que no tardó en replicar.

El G7 «debería centrarse en sus propias responsabilidades, estos es la cooperación económica, no debería señalar con el dedo a otros» dijo la portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying.

La agencia oficial china, Xinhua, insistió en que el club «debería ocuparse de sus propios asuntos», y acusó a Japón, el rival tradicional de China en la región, de intentar aislar a Pekín.

Obama en Hiroshima el viernes  

Los «asuntos propios» del G7 provocaron acalorados debates en el seno de la cumbre, según fuentes oficiales bajo anonimato, que apuntaron además al tema de los refugiados como fuente de discordia.

Tusk aseguró que el mundo debe actuar y no dejar los problemas a la puerta de Europa, en una clara alusión a sus socios transatlánticos.

«A causa de la geografía la mayor parte de responsabilidad recae, y continuará recayendo, en Europa» indicó a periodistas.

«Pero nos gustaría que la comunidad internacional mostrara su solidaridad y reconociera que es una crisis mundial».

Merkel añadió que «hay que hacer todo lo posible para evitar que la gente huya» de sus países de origen.

El año pasado 1,3 millones de personas, en su gran parte sirios e iraquíes, pidieron asilo en la Unión Europea, el mayor movimiento de población de ese tipo desde la II Guerra Mundial.

El temor a Donald Trump

Además de las primeras bilaterales, los líderes del G7 también analizaron posibles e importantes cambios en la política internacional, como el referéndum en el Reino Unido sobre la Unión Europea, o la hipotética llegada a la Casa Blanca del virtual candidato republicano, Donald Trump.

Los dirigentes internacionales «siguen estas elecciones con mucha atención. Creo que se puede decir que están sorprendidos por el candidato republicano», dijo el estadounidense Barack Obama.

«Muchas de las propuestas que ha hecho demuestran o bien ignorancia respecto a los asuntos internacionales o bien una actitud arrogante», dijo en una corta pero lapidaria declaración el presidente estadounidense.

Las posturas del empresario estadounidense preocupan especialmente en Asia: Trump ha propuesto retirar las tropas estadounidenses de Corea del Sur y de Japón si los dos países asiáticos no aumentan su contribución para el despliegue de las fuerzas norteamericanas.

También ha sugerido que Tokio y Seúl se doten del arma nuclear para hacer frente a Corea del Norte.

Además de debatir, los mandatarios tuvieron tiempo el jueves de acudir a un santuario shintoista, una religión nativa de Japón. El viernes irán a Hiroshima, arrasada por un bombardeo nuclear estadounidense en 1945. La presencia de Obama, primer presidente estadounidense en funciones que visita la ciudad, reforzará el carácter simbólico de esa visita.

Los líderes también presenciaron una una presentación de coches ecológicos, un sector en el que Japón es líder mundial.

La situación de la economía mundial focalizará el viernes las discusiones, aunque no se espera que zanjen las discrepancias entre quienes proponen, como Japón, abrir las billeteras para dinamizar el crecimiento o al contrario, como Alemania, ahorrar más para sanear las cuentas.