Miles de profesores, enfermeros, bomberos, policías y otras categorías de funcionarios brasileños participaron el miércoles en una protesta, empañada por violentos enfrentamientos, contra los planes de ajuste del estado de Rio de Janeiro.

Con arengas desde camiones de sonido y silbatos, los manifestantes esperaban hacerse oír desde el interior de la Asamblea Legislativa del Estado de Rio (Alerj), donde se discutían las medidas de austeridad impulsadas por el gobernador Luiz Fernando Pezao, del partido de centroderecha PMDB, el mismo del presidente Michel Temer.

Poco después del mediodía, unas decenas de personas que se desprendieron de la multitud consiguieron derribar dos altos vallados que rodeaban el edificio legislativo.

Las fuerzas de seguridad utilizaron un cañón de agua, granadas aturdidoras y gases lacrimógenos para tratar de dispersar a la multitud que afluía masivamente hacia el lugar, indicó un periodista de la AFP.

«¡Vergüenza! ¡Vergüenza!», gritaban los manifestantes, algunos de los cuales lanzaban piedras, ante la embestida de las fuerzas de seguridad.

Un camarógrafo de la AFP informó de dos personas heridas, una de las cuales requirió masajes de reanimación cardíaca, en tanto que la otra se alejó del lugar rengueando.

Tras esa reyerta, los manifestantes volvieron a cerrar filas y a congregarse ante el edificio de la Alerj.