La nueva conmemoración del Día de los Trabajadores durante este 1º de mayo trae, como todos los años, el recuerdo del drama que le dio origen y el del transcurrir de los hechos que se sucedieron a lo largo del tiempo.

En este caso, nos vamos a detener en el particular vínculo que fue construyéndose entre los trabajadores y el tres veces presidente argentino, Juan Domingo Perón.

Cuando el Grupo de Oficiales Unidos (GOU) decide tomar el Gobierno, que durante años estuvo en manos de los conservadores que decidían siempre a favor de las élites argentinas, el coronel Perón, que formaba parte del citado grupo, solicitó ocupar especialmente una oscura y casi desconocida dependencia: el Departamento de Trabajo.

Inmediatamente, eleva su rango al de Secretaría de Trabajo y Previsión y desde allí comienza a dialogar con quienes eran los depositarios casi exclusivos de su interés, los trabajadores.

Fue durante unos dos años y medio que Perón, cada vez más influyente en el Gobierno, origina políticas que eran indiscutiblemente orientadas a favor de quienes integraban el mundo del trabajo.

Mejora de sueldos, conformación del aguinaldo, constitución de vacaciones, la universalización de la indemnización por despido y de las jubilaciones, como la redacción estatuto del peón de campo, entre otras medidas, fueron algunos de los beneficios a los que inmediatamente accedieron los trabajadores.

Allí comenzó una relación indisoluble entre Perón y los trabajadores argentinos que perduró hasta la muerte del viejo general.

El fortalecimiento de la Confederación General del Trabajo (CGT) hizo que quienes estaban en la base de la pirámide social fueran ganando dinero, mejores condiciones de vida y dignidad en un contexto de movilidad social ascendente, tan característica de los gobiernos de Perón.

Tal fue la relevancia que se le otorgó a los trabajadores que bajo el manto protector de la doctrina que se iba conformando por este vínculo, la justicialista, dejaría las bases sentadas para la progresión de la historia.

Tanto fue así, que a pesar de estar exiliado y proscripto durante casi 18 años, Perón y los trabajadores siempre constituyeron el ser de cada uno en base a la existencia y presencia del otro.

Los intereses… los olvidos

Pasó el tiempo, volvió el general, fue presidente y rápidamente, en 1974, murió estando en el cargo. A partir de allí salieron a la superficie, con más fuerza, algunos sectores que procuraban tomar las organizaciones de los trabajadores como botín de guerra para sostener intereses particulares que estaban y están en contra del pueblo trabajador.

¿A qué responden esos intereses?, a algunos de los que se enumeran a continuación:

Reducción de “costos laborales”: al debilitar o eliminar las organizaciones de trabajadores, los empleadores pueden tener un mayor control sobre las condiciones laborales y los salarios de los trabajadores, lo que les permite reducir los costos laborales y aumentar sus ganancias.

Flexibilización laboral: Al desarticular las organizaciones de trabajadores, los empleadores pueden tener mayor capacidad para imponer condiciones laborales más flexibles, como contratos temporales, horas de trabajo prolongadas o recortes salariales, lo que les permite adaptarse más rápidamente a las fluctuaciones del mercado y reducir los costos laborales.

Control político: Las organizaciones de trabajadores suelen ser actores políticos influyentes, con capacidad para movilizar a sus miembros y presionar por políticas públicas que los favorezcan. Desarticular estas organizaciones puede permitir a los sectores conservadores o capitalistas mantener un mayor control político y económico sobre la sociedad.

Desregulación laboral: Los que atentan contra los sindicatos pueden considerar que las regulaciones laborales, como los derechos laborales, la seguridad social y las leyes de protección al empleo, son un obstáculo para el crecimiento económico. Al desarticular las organizaciones de trabajadores, se puede allanar el camino para una mayor desregulación laboral y la eliminación de estas protecciones.

Ideología: Por último, algunos pueden simplemente estar motivados por una ideología anti sindical, que considera que las organizaciones de trabajadores son innecesarias o perjudiciales para la economía y la sociedad. En este caso, el desmembramiento de las organizaciones de trabajadores puede ser vista como un fin en sí mismo, más allá de cualquier interés económico o político específico.

Además de estas contrariedades, se puede agregar que en el olvido quedó el impulso que Perón le dio a la educación para los trabajadores como fue el que lo motivó a crear la Universidad Tecnológica Nacional, cuyo objetivo principal era proveerlos de educación superior.

Atrás también quedaron otros logros, los ya conocidos e institucionalizados como así también la participación de al menos en un tercio de las decisiones del Movimiento Nacional Justicialista cuando junto a la rama femenina y a la masculina, las organizaciones gremiales constituían el dispositivo de representación social creado por Perón.

La “natural” posibilidad de que los representantes de los trabajadores formaran parte de las boletas electorales en todas sus categorías, hoy no existe, como así tampoco la que fuera parte de una cantidad de medidas revolucionarias como la novedosa participación de los mismos como agregados obreros en todas las embajadas argentinas extendidas por el mundo.

Los trabajadores en citas de Perón:

– Dividimos al país en dos categorías: una, la de los hombres que trabajan, y la otra, la que vive de los hombres que trabajan. Ante esta situación, nos hemos colocado abiertamente del lado de los que trabajan». (17 de julio de 1944).

– El cuerpo institucional de la República y el cuerpo cívico del pueblo necesita tener, como todas las cosas de la vida, un cuerpo y un alma. El cuerpo lo constituyen las organizaciones de la Nación, que son las organizaciones del gobierno, las organizaciones del Estado y las organizaciones del pueblo. Por esa razón, es necesario que todos los trabajadores argentinos sean, permanentemente, difusores de nuestra doctrina. (1º de mayo de 1954).

– En la Nueva Argentina el trabajo es un derecho que crea la dignidad del hombre y es un deber, porque es justo que cada uno produzca por lo menos lo que consume. (5ª verdad peronista).

– El trabajo es la suprema dignidad del hombre. En la comunidad argentina no existe más que una sola clase de hombres: la de los que trabajan. (Doctrina justicialista).