Por Elisa Soldano

Son días de festejos para la biblioteca popular Vigil: hace exactamente diez años, el Gobierno de Santa Fe le devolvió a la comisión directiva los inmuebles que fueron apropiados en febrero de 1977, cuando la última dictadura cívico militar intervino la institución y encarceló y torturó a varias de sus autoridades. Si bien recibieron un patrimonio diezmado y edificios en estado “deplorable”, los directivos del establecimiento realizaron una puesta en valor monumental durante la última década y, actualmente, el espacio cuenta con unos 1.800 socios y brinda más de cuarenta talleres de diversos tipos, además de ser un sitio emblemático a la hora de hablar de memoria, verdad y justicia.

El complejo Constancio C. Vigil supo ser un pilar social, educativo y cultural para la ciudad: instalado en la zona de Gaboto al 450, en el corazón de barrio Tablada, buscó pluralizar el acceso de saberes y mantuvo sus puertas abiertas a toda la comunidad, hasta que a inicios de 1977 fue intervenida por el gobierno de facto. A pesar de que la democracia retornó en 1983, recién en el año 2012 la Legislatura de la provincia de Santa Fe aprobó la restitución de los bienes muebles e inmuebles, la cual se hizo efectiva el 7 de diciembre del año siguiente, con lo cual comenzó un arduo trabajo para recuperar las actividades de Vigil y, con ellas, su presencia en el territorio.

Para festejar los diez años de la restitución, este jueves, a partir de las 20, se llevará adelante una fiesta en la esquina de Alem y Gaboto, abierta para toda la ciudadanía y con entrada gratuita. Allí habrá música en vivo, además de intervenciones artísticas. Un rato antes, a las 18.30, se colocará en Gaboto al 450 una placa de señalización como sitio de memoria, la cual exhibirá la sentencia de la causa Feced III, donde se juzgaron y condenaron los delitos cometidos contra la comisión directiva de Vigil luego de la intervención.

Para conocer más sobre la lucha que llevaron adelante los integrantes de Vigil tras la intervención, Conclusión se acercó hasta la biblioteca popular y habló con el presidente de la institución, Roberto Frutos, y con la trabajadora del establecimiento, Nadina Mottura, quienes repasaron la historia, contaron las dificultades actuales –principalmente económicas– que afronta el organismo, y detallaron todas las actividades que hoy en día se ofrecen a la comunidad.

Una larga lucha contra el genocidio cultural

Si bien la restitución de Vigil se concretó a fines de 2013, mucho tiempo antes ex socios e integrantes de la comisión directiva pidieron, por diferentes medios, la devolución de la institución, pero no obtuvieron mayores respuestas por parte del Estado.

En este sentido, Roberto Frutos recordó: “Muchos de los directivos intentaron recuperar Vigil al otro día de que fueron liberados, en diciembre del 1977, pero obviamente las condiciones eran muy difíciles. Después, ya recuperada la democracia en el año 84, hubo una movilización importante, se juntaron firmas, hubo manifestaciones de diversos tipos, sobre todo de jóvenes que habían sido alumnos y socios de Vigil, pero no hubo respuesta del Estado”.

“En los 90’s fue muy difícil –continuó– y recién con la coyuntura post 2001 la mirada del Estado cambió y empezamos a tener respuestas. En el año 2004 se hizo una asamblea muy importante en la sede de Central Córdoba, en calle San Martín, que convocó a más de 300 ex directivos, empleados, ex socios y a la comunidad en general. Fue un larguísimo proceso que duró más de ocho años, hubo que discutir con casi todas las instancias del Estado, generar un proyecto de ley que salió por unanimidad, volver a construir un padrón de socios, porque no se reconoció el que había antes de la intervención, y elegir una comisión directiva. Entre 2012 y 2013 se recuperó la personería jurídica de Vigil como mutual y biblioteca popular”.

El presidente de la biblioteca denunció también que la destrucción y el costo social de la intervención fue “inconmensurable”, y ahondó: “Hablamos de genocidio cultural porque se privó a la comunidad de una institución que garantizaba sus derechos sociales, económicos y educativos. Más allá de los directivos que fueron secuestrados, tenemos registro de 26 socios y trabajadores desaparecidos o asesinados en dictadura”.

Por su parte, la trabajadora Nadina Mottura destacó: “La Vigil, al momento de ser intervenida, era multifacética en sus proyectos culturales y educativos. Tenía desde un observatorio astronómico con lente de características únicas, hasta un centro recreativo y deportivo en Villa Gobernador Gálvez, además de escuelas, un jardín y una universidad popular con múltiples talleres. Eran un montón de instrumentos que hacían a que el acceso al conocimiento, la educación y al ocio fuera con las mejores calidades. Cuando Vigil es recuperada luego de esos largos años de intervención, todo eso desapareció. Es difícil determinar el número exacto de destrucción patrimonial, se destruyeron muchos registros y balances, pero las cifras son realmente muy altas”.

Limpiar, reparar y poner la Vigil en funcionamiento

Frutos mencionó que unos meses antes de que se haga la devolución formal de Vigil, el Gobierno de Santa Fe le entregó a la comisión directiva, en forma de comodato, las llaves del edificio para que puedan iniciarse los trabajos de limpieza y reparación. “Las instalaciones estaban sucias, destruidas, sin ningún tipo de mantenimiento. El primer año principalmente fue de acomodar y limpiar los espacios, y empezamos con algunas pequeñas actividades como talleres. Desde la recuperación hasta ahora no hemos hecho más que desarrollar y crecer en un montón de áreas”, mencionó.

Cuando se devolvieron los edificios no se designó un presupuesto ni subsidios para que el organismo puede retomar sus actividades. Sin embargo, como en parte de los inmuebles que eran propiedad de Vigil funcionaban siete escuelas dependientes de la provincia, se consensuó que el Ministerio de Educación pague un alquiler a la comisión directiva, pero en los últimos años, a causa de los altos niveles inflacionarios y a la falta de acuerdos con los gobiernos, este monto perdió valor y actualmente representa menos de un 10% de lo que implicaba hace una década atrás.

“Ese alquiler –apuntó Frutos– era como una suerte de presupuesto para funcionar. Las cifras son contundentes para pensar el esfuerzo que estamos haciendo para sostener todas las actividades”.

Las autoridades de Vigil tienen confianza en que con el gobierno entrante de Maximiliano Pullaro habrá más acuerdos: “Han apoyado nuestras demandas a nivel legislativo, así que esperamos tener respuestas. Tenemos una agenda inmediata para sentarnos a charlar tanto con el área de Cultura como de Educación y con el gobierno en general. No pedimos nada, solo que nos reditúen el servicio de forma correcta. Después tenemos otros pedidos como la Ley Reparatoria”.

Al ser consultados sobre qué implica esta ley, Mottura detalló que “busca reconocer los delitos que se cometieron en la institución a partir de la intervención y el usufructo que hizo la provincia en el uso de bienes inmuebles”, al tiempo que recordó que fueron los propios integrantes de Vigil quienes le hicieron frente económicamente a la puesta en valor.

Una institución viva, como la memoria

Actualmente la biblioteca popular Vigil funciona a pleno y tiene cerca de 1.800 socios y socias. Además, ofrece unos cuarenta talleres de oficios, educativos y culturales; y dispone de una editorial y una imprenta que fueron recuperadas, como así también de un teatro, que se alquila a otras instituciones permitiendo una entrada de dinero. Otra de las actividades que caracteriza a este establecimiento son los recorridos guiados –tanto abiertos a la comunidad como organizados para escuelas y sindicatos, entre otros organismos– por el sitio de memoria.

En este sentido, Frutos enumeró todas las cosas que se pueden realizar en la biblioteca: “Tenemos servicio bibliotecario, con un montón de actividades como préstamos y presentación de libros, apoyo escolar y talleres literarios. En el teatro hay obras gratuitas para los socios y a bajo costo para la comunidad. Además, hay alrededor de 40 talleres, muchos organizados por nosotros y otros por programas de la provincia como el Santa Fe Capacita, que es gratuito y busca formar en oficios a toda la comunidad, y el Santa Fe Más que es para jóvenes de entre 15 y 25 años, también gratuito. Nosotros tenemos talleres de todo tipo, como tela, trapecio, circo, fotografía, ajedrez, bailes, yoga, son muy diversos”.

En cuanto a los recorridos guiados por el sitio de memoria, Mottura destacó: “Los asistentes se encuentran con una historia realmente impactante, que en muchos casos no esperaban. Hallan un mundo super diverso que los sorprende, no pueden creer los proyectos que aquí se crearon, ni la destrucción a partir de la intervención, ni cómo pasaron tantos años hasta el momento en que se cierra el expediente judicial y empieza el proceso de devolución. En los recorridos suelo preguntar cuándo creen que se cierra la intervención, y la mayoría responde que en el 83, cuando se recuperó la democracia, y hay una sorpresa absoluta cuando les contamos que fue hace tan solo diez años”.

Por su parte, Frutos evaluó: “Vigil es una institución recuperada y es una memoria de lo que fue. Estamos en una situación donde van a asumir al Gobierno Nacional personas que no solo son negacionistas, sino que también reivindican la dictadura. Eso nos preocupa, pero refuerza nuestras convicciones. Hoy más que nunca sostener Vigil y las políticas de memoria, verdad y justicia es algo que nos tiene que convocar a todos los que pensamos que la vida democrática es fundamental para la continuidad del país”.