Por Guido Brunet

¿Los elementos de la economía en el peronismo son propios de este partido o están asociados a esa experiencia histórica de los inicios del movimiento? ¿En qué medida es posible discutir un proyecto de esa naturaleza en las circunstancias actuales? Se pregunta Marcelo Rougier, doctor en Historia y magister en Historia Económica.

“Hay una economía peronista con elementos vinculados al mercado interno, desarrollo del consumo, una distribución progresiva del ingreso, un rol activo por parte del Estado e impulso de la industialización”, describe el académico.

Marcelo Rougier se desempeña como investigador del Conicet y como profesor titular en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Es autor de, entre otros libros, “Industria, finanzas e instituciones. La experiencia del Banco Nacional de Desarrollo”, “Las grandes empresas no mueren de pie”, co autor de “El ocaso de SIAM” y “Peronism and the Argentine Bourgeoisie”.

El autor pasó por Rosario para brindar una charla titulada “La Economía Política en el Proyecto Nacional” en la biblioteca de la Asociación de Empleados de Comercio de Rosario. Previo a la disertación dialogó con Conclusión, y explicó que “el peronismo tiene una crítica al capital extranjero, pero también una enorme flexibilidad para manejarse frente a circunstancias particulares y poder sostener los logros más perdurables, que sería una redistribución del ingreso más favorable a los trabajadores«.

“En los 40 y el tercer peronismo eso pasó. En los 90 estuvo muy limitada, llevó a desocupación y terminó con la crisis de 2001. Se reactivó con la experiencia del kirchnerismo partiendo de circunstancias muy difíciles”, agregó.

“Con esa flexibilidad siempre la búsqueda está en sostener en parte un nivel de distribución y una sociedad más igualitaria”, resume el docente.

“El peronismo tiene una fuerte dosis de pragmatismo que le permite adaptarse a circunstancias históricas del contexto nacional e internacional. En los 90 era la alternativa peronista en un contexto de globalización, de fuertes restricciones de la situación social. Una cosa es el peronismo en los años 40 cuando asume Perón o en los 70 con buenos precios internacionales, con posibilidades de redistribución, y otra cosa es en los años 90. En ese contexto no hay mucho margen para aplicar políticas redsitributivas. La política para resolver fue es a través de las privatizaciones y el endeudamiento. Eso supone una reversión de las ideas originales del peronismo. Algunas de estas ideas también estaban presentes en Perón”, remarca.

 

Crecimiento del ingreso

Hay una relación muy directa entre crecimiento industrial y del ingreso, dice Rougier. “El incremento del ingreso motoriza la actividad industrial y esa mejora genera mejores condiciones para los trabajadores y más demanda”.

“El crecimiento industrial tiene que tener una pata vinculada al mercado interno pero también a la exportación industrial. Para eso tienen que tener un nivel de tecnología importante. Son estrategias complementarias. Una mejora en la distribución del ingreso haría un crecimiento en la actividad de la producción y todos los índices relacionados. La gran disyuntiva sería incrementar la producción, el producto y que descienda el peso de la deuda sobre la estructura de las industrias”.

Campo vs Industria

A lo largo de los años se ha dado la discusión sobre cuál debe ser el modelo económico argentino. Cuando para muchos el país debe limitarse a la exportación de materia prima para alimentos. Algunos aducen que la industria debe estar presente en todo país con cierto desarrollo. Para Rougier no son modelos contrapuestos.

“Un modelo basado en el campo deja afuera a 20 millones de argentinos. Aunque también se puede generar una industrialización vinculada a esas actividades primarias. Los sectores agropecuarios son generadores de divisas pero también puede generar empleos de calidad. A su vez la industria también puede generar divisas”, detalla el especialista en historia y economía.

“Pero la opción inversa también es irreal, no podemos descuidar las actividades agropecuarias. No podemos descuidar nuestros recursos para generar alimentos de cantidad y calidad para abastecer al mercado mundial”, completa Rougier.

Una crisis previsible

En cuanto a la situación económica actual, que ahora suma una crisis cambiaria, que obligó al Gobierno nacional a tomar medidas incluso en contra de sus dogmas más acérrimos, como el control de cambios, Rougier comenta la situación “es la consecuencia de la aplicación de un modelo liberal que buscaba una distribución más regresiva del ingreso, una sociedad más inequitativa, menos igualitaria”.

El docente analiza: «Ese era el objetivo y eso es lo que lamentablemente se logró. Hay una cuota de cinismo en pensar que se iba a buscar la pobreza 0. Para eso se reprimarizó la estructura productiva, beneficiar a los sectores tradicionales, permitir liquidar divisas cuando quisieran y sobre todo endeudar al país. Buena parte de esa deuda se explica por estos mecanismos y por la fuga de capitales. Esto es el resultado de la aplicación de esas políticas. No es posible seguir en este sendero sin que haya un estallido”.

La crisis actual es la consecuencia de la aplicación de un modelo liberal que buscaba una distribución más regresiva del ingreso

“En Argentina nos guste o no la tradición para recomponer el salario está vinculado políticamente al peronismo. Estas experiencias neoliberales siempre terminaron igual”, reafirma.

Un mundo más protegido

¿Pero cómo salir de esta situación en el marco de un contexto mundial de mayor proteccionismo? Sobre esto Rougier menciona: “Las circunstancias internacionales son diferentes incluso a las que existían en 2003, en los 70 o en el 40. Pero hay márgenes importantes dado el deterioro en el salario de los últimos años para empezar a retocar con poco y que empiece a movilizar el mercado interno, los índices de producción: políticas fiscales, salariales, impositivas, van a generar un encadenamiento virtuoso en el corto o en el mediano plazo”.

“Luego hay que definir estrategias de desarrollo sustentable a largo plazo para movilizar sectores industriales abastezcan al mercado interno, que generen empleo, otros que generen divisas, otros que permitan desarrollos tecnológicos”, enumera.

“Va a haber que repensar una estrategia diversificada y combinada de desarrolla que también incluya al sector agropecuario, pero hay bastante margen para retocar con poco y mejorar las condiciones de vida de la población y empezar a movilizar el aparato productivo”, cerró Marcelo Rougier.