Por Aldo Battisacco -Enviado especial a Buenos Aires

«En economía, cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros”. «Lo extranjero aquí es el capital esclavizador y lo que no vaya contra él, está a su favor” , decía el incansable  historiador, filósofo, periodista, poeta y ensayista, Raúl Scalabrini Ortiz.

Para el caso y en razón de las noticias que por estos días bombardean los hogares de los argentinos, que nos hablan del FMI, los salarios, los precios, la cosecha, los bancos y los amigos de los funcionarios que son propietarios de empresas de servicios públicos a los que les pagamos las tarifas, nos sumerge en un pasado que nos refresca que no ha cambiado nuestra condición de factoría productiva y colonia financiera.

La agenda es nutrida, las herramientas de dominación son vastas, pero todas visibles, hay que desentrañar quienes y como remachan las cadenas de la dependencia. Se impone preguntar, preguntar y volver a preguntar. Conclusión dialogó con el economista Horacio Rovelli, quien da respuestas que duelen: «Hasta que no terminemos con la legalidad de tres militares adoctrinados por José Alfredo Martínez de Hoz, Mingo Cavallo, el macrismo y la Emergencia Económica de diciembre de 2020, esto seguirá igual o peor».

Rovelli, economista e integrante del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) apuntó de lleno al complejo agroexportador y a la cantidad de leyes que lo protegen, de como esto conspira para el bienestar de los argentinos y se vuelve una espada de Damocles para los salarios de los trabajadores.

En el mismo sentido, explicó de que manera el entramado urdido por los custodios de estos intereses, frena el desarrollo y como impacta en el mercado interno. A esto se agrega, las claudicaciones del Banco Central de la República Argentina, quien lo dirige y de que manera se benefician los bancos internacionales.

El salario del trabajador tiene un haber mínimo que no debe ni puede ser fijado por el mercado, sino que lo debe fijar el Estado, un salario mínimo vital y móvil determinado por las necesidades que requiere cada trabajador para cubrir las necesidades de su familia, tal como está escrito en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, que dice que todo trabajo gozará de la protección de las leyes, las que asegurarán al trabajador condiciones dignas y equitativas de labor y demás derechos constitucionales.

Hay que derogar el Decreto 949/20 y ejercer el control estatal de ríos y puertos

El docente de la UBA, nos aporta cifras que nos indican con que tendrá que lidiar el pueblo argentino «en la Argentina afectada por las políticas recesivas del macrismo y el covid-19, según el INDEC, al II trimestre 2020 se perdieron 3.757.000 puestos laborales, de los cuales 289.000 correspondieron a asalariados registrados, 1.695.000 a asalariados informales y 1.774.000 a trabajadores por cuenta propia. El personal doméstico sufrió una pérdida de casi 600.000 puestos, la construcción casi 400.000 y hoteles y restaurantes 304.000 empleos.

Por las suspensiones y reducción de las jornadas de trabajo, el INDEC sostiene que «la caída en horas trabajadas (-34,6%) fue superior a la registrada en los puestos de trabajo, por lo que las horas por puesto de trabajo mostraron una retracción de 21,4% frente al
segundo trimestre de 2019».

Las horas efectivamente trabajadas anualizadas, durante el segundo trimestre, alcanzaron las 20.303 millones, con una caída del 34,6% y de ese total 15.588 corresponden a asalariados, con una reducción del 33,6%, y 4.715 a no asalariados o trabajadores independientes, con una baja del 37,8%. Y no se recuperó en la segunda parte del año y si lo hizo en algunos sectores, empeoró en otros, en el marco en que el PIB (Producto Bruto Interno) desciende en el año 2020 con respecto al año 2019 (que venía en recesión) en torno a un 10%, siendo la mayor caída del PIB que se tenga registro.

Ampliando, señala el economista que en la Argentina de comienzos del año 2021, el salario promedio de bolsillo (neto) de los trabajadores industriales, es menor a 700 dólares por mes, a razón de 3,5 dólares la hora, no solamente es uno de los más bajos de nuestra historia, sino que incluso, como pedía Paolo Rocca ceo del grupo Techint, es menor a igual trabajo que en Brasil y sin embargo y obviamente, no podemos competir con Brasil en la mayoría de la producción manufacturera. Y menos que menos con los países industriales cuyo salario promedio supera los 2.000 dólares por mes.

En la Argentina no se da a conocer el costo de producción de la soja, de su harina, de su aceite y así con todos los demás granos, si sabemos su precio internacional que se fija en referencia en el mercado de Chicago (EEUU). Tampoco se sabe a ciencia cierta cuanto, que cantidad de toneladas se exporta, por las serias falencias de control en, por ejemplo, los 68 puertos locales (incluidos el de Buenos Aires y Dock Sud) que dan sobre el Paraná hasta el Río de la Plata, de los cuales 55 son privados.