Las ventas en supermercados registraron una suba del 2,6% en diciembre contra igual mes del año anterior, luego de un cuatrimestre en baja, mientras en los shoppings se desplomaron un 32,7% en la misma comparación, informó esta tarde el Indec.

Según el informe oficial, la venta en los autoservicios mayoristas, en volumen, subió 9,1% en diciembre contra el mismo período de 2019.

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En diciembre, las ventas en supermercados presentaron una variación positiva, después de una contracción de cuatro meses consecutivos, mientras que en los centros mayoristas la comercialización alcanzó quince meses de continuo crecimiento en la comparación interanual.

En los shoppings, uno de los sectores más golpeados por la crisis sanitaria, se registró en diciembre la menor baja del año, y arrastra indicadores interanuales negativos desde marzo pasado.

Conclusiones incipientes 

A priori, si bien diciembre suele ser un mes en el que el consumo se «recalienta» por las fiestas, estas cifras permiten sacar algunas conclusiones -siempre aún incipientes- respecto a la cadena comercial, en el centro de las discusiones en las últimas semanas por la elevada inflación de enero (4%, como en diciembre) que todo indica continuará en esa línea en febrero (precios mayoristas subieron por encima de ese promedio en el primer mes del año).

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Una de esas conclusiones alude a la ubicación del foco de conflicto hoy en ese mercado, generalmente atribuida al plano de la demanda. Si en diciembre el consumo en supermercados (no donde compra la mayoría de la gente) subió por las fiestas y hubo inflación del 4%, y en enero, mes históricamente de ventas más bajas, la inflación fue similar, ¿se trata de un problema de oferta o de demanda?

Sin dudas que la población hoy por hoy, sobre todo en sectores medios y bajos, ve afectada su capacidad de poder adquisitivo, con salarios que llevan tres años perdiendo contra la suba general de precios. Pero esa misma recesión es la que también lleva tres años golpeando a la industria, ergo a la producción, que es de lo que se habla cuando se habla de oferta.

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Algo de eso es lo que se evidencia en faltantes de productos (aún no desabastecimiento) que relevó Conclusión desde hace algunos meses, especialmente en autoservicios y almacenes, donde compra el grueso de la gente. Este fenómeno, siempre complejo, demuestra que ya no se trata de problemas de demanda, ni de mera especulación, algo que siempre está.

Evidentemente se está ante un problema que requiere un abordaje algo más complejo, pero no menos urgente y allí vienen las dudas respecto a la capacidad de comprensión del problema por parte del gobierno nacional, el único con capacidad de ordenar la macroeconomía, desencajada hace más de tres años.