Todavía no se han cumplido cuatro años del frenético otoño catalán de 2017, cuando a un referéndum ilegal de autodeterminación, reprimido por la policía, le siguieron unos días caóticos que acabaron con una fallida declaración unilateral de independencia, sus líderes camino de prisión y el presidente regional, Carles Puigdemont, huido a Bélgica.
El político alegó estar obedeciendo los pasos a seguir para su defensa ante la orden de detención emitida por el Tribunal de España.
El ex mandatario catalán pidió al gobierno de España la absolución de las 12 personas que son acusadas por secesión. "Los acusasdos son inocentes, honorables y elegidas democráticamente", aseguró.
El ex presidente catalán destituido por el gobierno de Madrid tras el intento fallido de secesión de octubre pasado y fue detenido en marzo en Alemania, donde está a la espera de una decisión sobre su extradición.
El dirigente catalán pide hablar con el gobierno español luego de haber permanecido diez días preso en Alemania. "Tener a presos políticos en la Unión Europea es una vergüenza", afirmó.
También confían en que pronto pueda quedar en libertad. La Fiscalía no resolverá hasta después de Semana Santa.
Procesado por la justicia española y con pedido de detención internacional, la policía lo detuvo instantes después de que ingresara al país proveniente de Dinamarca.
Los independentistas de esta región española deben todavía ponerse de acuerdo sobre un nuevo candidato.
El destituido presidente catalán afirmó que "sigue siendo posible" un encaje de Cataluña dentro de España. "Estoy dispuesto y siempre he estado dispuesto a aceptar la realidad de otra relación con España", declaró.
Tanto el ex presidente catalán como sus cuatro ex colaboradores permanecerán en ese estado mientras dure el proceso judicial abierto a raíz de la orden de detención contra ellos emitida por una jueza de Madrid.
El destituido mandatario catalán se entregó en una comisaría de Bruselas momentos antes de que la justicia de aquel país apruebe la orden de arresto.
El presidente del gobierno español convocó a comicios “para restaurar la democracia en la comunidad autónoma” y disolvió el Parlamento catalán, cesando al presidente de Cataluña, Carles Puigdemont, tras una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros en Madrid.