El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, rechazó sumarse a la tregua propuesta por Putin alegando que Rusia busca aprovechar la Navidad para frenar el avance de las tropas ucranianas en el Donbass, la región industrial que es el principal teatro de operaciones de la guerra iniciada el pasado 24 de febrero.
El presidente ruso se lo aseguró a su par turco, Recep Tayyip Erdogan. Además, el Kremlin subrayó en un documento “el papel destructivo de los Estados occidentales, que saturan a Kiev de armas y equipamientos militares".
Las dos repúblicas reconocidas como estados independientes y los dos territorios ucranianos pro rusos, anunciaron que realizarán consultas populares para formar parte de la federación rusa. Esto significaría que Ucrania y, potencialmente también sus aliados occidentales, estarían luchando contra la propia Rusia, y una escalada del conflicto bélico a nivel mundial.
Lo anunciaron esta semana los líderes de las Cámaras Públicas y miembros de los órganos consultativos. De ese modo, al ser atacados por Ucrania o cualquier otro país, Rusia quedaría obligada a declarar la guerra en defensa de su integridad territorial, quedando incluso habilitada al uso de armas nucleares.
El presidente de Rusia aseguró que “el plan no necesita cambios” y que "las autoridades de Kiev anunciaron que habían empezado una contraofensiva”. Finalmente, advirtió: “Veremos cómo termina”.
Sin embargo, los combates y los bombardeos continúan sin pausa en el este y sur de Ucrania, donde Rusia controla ya parcial o totalmente cinco provincias ucranianas, territorios que dado señales de querer conservar.
Según la información preliminar, de cuatro a seis proyectiles detonaron en el área, provocando un incendio en el edificio, destrozos en la fachada, el ala derecha y la planta superior.
El ministerio de defensa ruso afirmó que los tiros de un sistema de artillería entregado por Estados Unidos golpearon sobre las víctimas. Kiev negó las acusaciones al afirmar que "nunca" atacó infraestructuras civiles o de prisioneros de guerra.
El puente de 1,4 kilómetros de longitud es el principal punto de cruce del río Dniéper en Jerson, y si quedara inutilizado, le sería más difícil al Ejército ruso mantener los suministros hacia sus fuerzas en Jerson en medio de repetidos ataques ucranianos.
Con el conflicto próximo a cumplir cinco meses, los combates en Ucrania seguían concentrándose en la región oriental cuya conquista ha fijado Putin como objetivo principal de la invasión, el Donbass, una cuenca minera e industrial fronteriza con Rusia.
"Toda la línea de frente está bajo un bombardeo incesante", afirmó el gobernador regional de Donetsk, Pavlo Kirilenko, leal a Kiev, en un mensaje dirigido por la plataforma Telegram.
El Estado Mayor de las fuerzas armadas ucranianas anunció el domingo por la noche su retirada de Lisichansk, escenario de encarnizados combates en las últimas semanas, reconociendo la "superioridad" de las tropas rusas.