Una de las principales preocupaciones en el Frente de Todos de cara al traspaso de mando y la gestión que iniciará el próximo 10 de diciembre tiene que ver con el estado actual de las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y, sobre todo, lo que pueda pasar en los próximos 30 días.

Ante ese escenario, la consultora PxQ estimó que una vez que asuma Alberto Fernández, el BCRA contará en sus arcas con 42.637 millones de dólares de los cuales sólo 11.537 millones de dólares podrán usarse para afrontar la demanda de divisas.

Cabe destacar que el número de reservas disponibles responde a un cálculo «optimista», es decir un escenario en el cual durante las próximas semanas se desarrolle una «transición ordenada».

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En tanto, si en las 26 ruedas cambiarias que restan hasta el 10 de diciembre lo que se concreta es el «escenario pesimista» las reservas que heredará el próximo gobierno rondarán los 37.506 millones de dólares, a la vez que los activos netos llegarán 10.389 millones de dólares.

Así, la gestión entrante tendrá un escaso «poder de fuego» para controlar el tipo de cambio, al tiempo que será delicada en extremo la situación por la amplia cantidad de obligaciones en dólares que deben afrontarse con reducido margen de maniobra, por el nivel de reservas y por la grave situación económico social.

“Las medidas tomadas la primera semana después de las elecciones presidenciales dejan en evidencia las inconsistencias que venía teniendo la política económica. La concepción monetaria y del mercado cambiario del Gobierno fue la base para negar la necesidad de un esquema de control de cambios”, sostiene el informe de la consultora comandada por el ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis.

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En ese sentido, amplia: «Con las modificaciones, el BCRA no debería tener que intervenir en el mercado cambiario vendiendo divisas. El próximo desafío es moderar la salida de depósitos en dólares, la cual se incrementó en la segunda mitad de octubre. El nuevo esquema tiene como consecuencia que se amplíe la brecha. Sobre el final de la semana se hizo evidente esta situación y la brecha llegó al 35 por ciento.»

Muchos señalaron que fue «tardía» la implementación de un control de cambios más duro dada la fragilidad financiera del país, y las cifras apoyan esa versión. Desde las PASO, tras las cuales se instauró un cepo cambiario algo más laxo, hasta ahora que se «apretó el torniquete», las reservas cayeron en 10.549 millones de dólares.

La razón principal de las salidas fueron ventas de divisas por parte de la autoridad monetaria al sector privado, en alrededor de 5.418 millones de dólares.

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Desde el endurecimiento de las restricciones para adquirir divisas, las pérdidas se han atenuado. Según ponderaron en PxQ, las medidas «alivian tardíamente la sangría de reservas del BCRA» pero no logran «solucionar el problema de fondo».

Por último, el dossier también se refiere a la posibilidad de una baja de las tasas de referencia del BCRA, altamente nocivas para la industria, ya que la posibilidad de una disparada del dólar estaría controlada por el cepo, algo que también apuntaría a reducir el stock de plazos fijos, un mecanismo que podría tener consecuencias en su desarticulación si no se opera correctamente.

«Estas medidas están orientadas a reducir el stock de Leliq y la carga de intereses del BCRA. Es de esperar que la tasa de interés pasiva también sufra una caída y, por lo tanto, también se reduzca el stock de plazos fijos. ¿Riesgo en puerta?», concluye el informe.