Aldo Battisacco – Conclusión Buenos Aires.-

Desde el Gobierno nacional salieron a advertir que no permitirán que se concrete «ningún tipo de abuso» con los precios de la carne vacuna, ante la importante suba que registraron en los últimos días los valores de la hacienda en el mercado de Liniers.

En diálogo con Conclusión el dirigente agropecuario de la Agrupación Grito de Alcorta y ex director de la Federación Agraria Argentina, Pedro Peretti sostuvo que si «bien había se había anunciado un retraso en el precios de la carne, hoy no se  justifica», aunque «esta movida genera que frigorífico y supermercados funcionen cartelizándose y aumentándole los alimentos a los argentinos».

En buen romance, esto significa «impedir por ejemplo que Coto o la Anónima estén “integrados verticalmente”. Es decir, son «dueños de la vaca, el feedlot, el frigorífico consumero, el frigorífico exportador y la venta minorista en la góndola».

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Peretti indicó además que «estamos ante la política de la oligarquía, que siempre impulsó bajar el consumo interno para que haya sobrante de exportación».

Desde noviembre, los precios negociados en el mercado de Liniers comenzaron a emprender un camino de incremento, que se intensificó en la última semana, con saltos significativos en las cotizaciones de los animales de consumo, que podrían terminar repercutiendo en los precios al consumidor

Por ejemplo, el precio promedio de los novillos pasó de $ 186,87 el kilo el 2 de noviembre a $ 223,21 al cierre de hoy: Los novillitos, por su parte, pasaron de $ 198,89 a $ 241,71 el kilo en pie.

Vista la modalidad y las mañas del mercado cárnico, el productor había señalado a este medio que el consumo de carne vacuna tiene que ver con los cupos de exportación, pero también con los salarios, porque los alimentos están directamente vinculados con el salario».

El referente de la Agrupación Grito de Alcorta, sostuvo que el consejo agroexportador argentino, es parte del problema y que ese ámbito reúne a los principales grupos monopólicos del país. No bajamos el precio de los alimentos con los monopolios, sino desmonopolizamos».

Preguntado qué opinión le merecía los anuncios del presidente Alberto Fernández, en el acto por el Día del Militante, de que había que profundizar un política de control sobre los formadores de precios, el referente del Movimiento Arraigo, expresó que coincide con esa posición.

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Este miércoles desde la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya) señalaron que en este período hubo un incremento promedio de 50 pesos el kilo vivo en el mercado concentrador, y de esta manera apuntaron a Liniers, sin embargo el ex director de la FAA, no dejó pasar la oportunidad para englobar la crítica sobre las políticas que llevan adelante desde el sector cárnico y reparó que se debe «discutir seriamente si los supermercados pueden tener cría, exportación y venta en góndola», porque «el productor chico no mueve el amperímetro».

Consultado si huele a tufillo post electoral y si semeja una maniobra para acosar al gobierno al igual que lo hace la Mesa de Enlace y la encarnadura política de Juntos por el Cambio en otro sentido, manifestó que «es parte de una misma política que encarnan varios actores, que se manifiesta en la mesa de las familias argentinas».

Para tener una idea de que consumimos los argentinos, le pedimos a Peretti que nos cuente que carne es la que llega a nuestras cocinas y si el tipo de crianza es la que determina los precios, y manifestó que ingerimos vacas terminadas en feedlot, y no a campo abierto con pastura.

La incidencia del maíz más soja en su costo de producción también es diferente. Los novillos para faena sólo consumen balanceado los últimos 100 días de engorde, el resto de los kilos se “hacen” con pastizales. En cambio, el cerdo o el pollo desde el minuto cero comen balanceado. Por eso es que se debe mirar con otra óptica lo que sucede en este mercado.

Es decir, en la práctica el ganado de Argentina se alimenta a base de cereales, suplementos proteicos y vitamínicos, y que origina un impacto en el costo de la alimentación porque cuando suben los commodities en el mercado internacional se traslada a costos. Esta es un de las tantas consecuencias para la ganadería porque perdió terreno frente al avance de la agricultura, en especial la sojización.

En síntesis, el productor ratificó que la política histórica del neoliberalismo fue bajar el consumo para que crezcan los saldos exportables, y que el Estado no regule nada. Ése es el mundo ideal de la derecha y el infierno de los gobiernos populares.