Por Aldo Battisacco desde Buenos Aires (enviado especial)

A pesar que todo indicaba que el andarivel de la reforma laboral prometía ser navegable y con bueno vientos por los acuerdo alcanzados entre la cartera Laboral que conduce Jorge Triaca, y el triunvitrato que conduce los destinos de la CGT Azopardo, los acontecimiento que se vivieron en las proximidades del Congreso durante el tratamiento de la reforma previsional, alcanzaron para encender la luz de alarma en el Ejecutivo, que pide que el sindicalismo exprese un «consenso explicito, para avanzar con su proyecto.

La clave es la solicitada que prometió la dirigencia del movimiento obrero  «que nunca llegó», y que como correlato en el Senado, con la palabra de Miguel Angel Pichetto, quien mucho antes que se tensen las relaciones a mitad del año pasado había precisado que era “legítimo” el reclamo del gremialismo, porque “la CGT salió por primera vez de la coyuntura de la lucha por el salario y de mejores condiciones laborales, para hacer un cuestionamiento más profundo que tiene que ver con la mirada de la política económica que lleva adelante este gobierno”.

Tampoco cayó bien la palabra presidencial cuando afirmó poco antes de finalizar 2017 que haría  “la reforma laboral aunque los sindicatos no estén de acuerdo”.

En diciembre el jefe de la bancada del FPV-PJ del Senado resultó más contundente al señalar a este medio que no había «voluntad del bloque de senadores de tratar la reforma hasta que las autoridades de la CGT concurran a defenderla». Esto nunca sucedió, y si bien los legisladores mostraron su buena voluntad al referir a Conclusión que la palabra de la CGT en relación a la reforma «será vinculante», este martes, fuentes cercanas al secretariado comentaron que desde la central de trabajadores de Azopardo confirmaron que los «últimos retoques al proyecto de reforma laboral están listos, porque hace un tiempo fueron consensuados», y restaba «que el Senado tome cartas en el asunto», no sin antes observar que “cualquier modificación que se le haga sera responsabilidad de los legisladores”.

La iniciativa del oficialismo en materia parlamentaria será «reunir a sus espadas del Congreso» para establecer una nueva ingeniería en el sistema de alianzas y acuerdos de cara a la reforma. Los acontecimientos vividos en diciembre «obliga a cierta cautela», fundamentalmente cuando están frescos los sucesos de diciembre último, en el marco de la aprobación de la reforma previsional.

Las declaraciones de Juan Carlos Schmid, adelantaron la actitud del triunvirato cuando afirmó que «la lapicera legislativa ahora la tiene el Senado» en materia de reforma laboral.

Hace apenas 8 horas el sindicalista aseguró que los “pasos que da el Gobierno no generan confianza como para apoyar la Reforma Laboral”, sentenció.

Las observaciones respecto de que se esta persiguiendo a las organizaciones sindicales, es otra de las anotaciones que evalúa el gobierno tras las declaraciones del titular de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte. Se suma como reserva, a las iniciativas d e «la Rosada», la respuesta del oficialismo en la persona de la diputada nacional Soledad Carrizo (UCR-Cambiemos), quien  consideró que una serie de causas de corrupción contra algunos sindicalistas “abren una gran oportunidad” para debatir proyectos de ley que plantean la limitación de los mandatos gremiales.

Enero se inicia con un largo historial de escaramuzas de una y otra parte, en el que los actores en pugna parecen mostrarse inquietos, desde el sindicalismo esbozando que será el Senado con un discurso que revela una expectante calma y desde el oficialismo que existe una falta de consenso político y sindical.

En síntesis, el tema promete no agotarse y por el momento el tratamiento del proyecto de ley quedaría para marzo, cuando comience el período ordinario, y no para febrero como especuló la Alianza Cambiemos, de debatir la reforma laboral en sesiones extraordinarias.

El gobierno aguarda que la CGT sostenga lo acordado. Sin embargo, la señal de Héctor Daer, es inequivoca, dijo que los gremios no traccionarán la iniciativa.