(Especial de NA, por Luis Di Nardo)

La escalada del dólar terminó por comprometer y tornar casiimposible cumplir la meta de una inflación del 17% del Banco Central.

Muchos economistas no descartan que la disparada del dólar terminará por trasladarse a los precios y con la moneda estadounidense por encima de los 18 pesos, el objetivo se hace cada vez más insostenible, con impacto político en las elecciones de octubre.

En su última conferencia de prensa, el presidente del BancoCentral, Federico Sturzenegger, pronosticó que la inflación se ubicaría por debajo del 1 por ciento en el último trimestre del año.

En el mercado, desde simples economistas hasta ex presidentes del Banco Central se preguntan por qué la entidad monetaria no aplica su poder de fuego para contener el alza del dólar.

Entre abril y julio, descontando que la inflación se ubicaría en torno al 2% en este último mes, sin medir el impacto del aumento del dólar, la inflación arrastra un crecimiento del 7,1%.

En tanto la divisa norteamericana entre mayo y el último día hábil de julio se apreció 13%, es decir, casi el doble, y nadie puede pensar que parte de esa diferencia no será trasladada precios.

Nada mejor que los indicadores de fugas de divisas y compras diaria de dólares para mostrar que la gente busca protección en la divisa desoyendo el consejo del Gobierno de que «no hay que preocuparse por el dolar».

El que apostó al dólar en ese período ganó mucho, por encima de los plazos fijos que rindieron un 4,5% y las lebac con un 6,4%. Una costumbre «verde» que ya se vivió en otras épocas.

En contraposición están los gestos de preocupación en el Gobierno y entre las autoridades del Banco Central.

El anhelo de Sturzenegger aparece seriamente comprometido porque para llegar al 17% de inflación anual el Banco Central necesita una inflación del 0,6% en los últimos cinco meses del  año.

A ese objetivo se contrapone que en julio aumentaron los taxis y cigarrillos, para septiembre está previsto una nueva suba en la  medicina prepaga autorizado por el Gobierno, aunque pesa una presentación cautelar en la Justicia para que no se implemente.

Desde octubre por el acuerdo con las petroleras se deberá ajustar el aumento de los combustibles, que según ese acuerdo debe actualizarse cada tres meses.

En ese mes debería aplicarse el aumento en el gas y la luz, ya autorizados en las últimas audiencias públicas, y a todo ello agregar el impacto de la suba del dólar en insumos y logística.

No se descarta tampoco que después del turno electoral de octubre se ajusten las tarifas del transporte, sea cual fuera el resultado, según dejaron trascender en fuentes oficiales.

Parece una tarea titánica imposible de cumplir y aunque el BCRA logre una inflación del 20% y podrá mostrar una reducción del 50% en los índices inflacionarios, se verá seriamente comprometida su nivel de confianza para alcanzar las metas de 2018.