Por Facundo Díaz D’Alessandro

A pocos días de las elecciones generales que definirán al próximo presidente, comienza la hora de los balances de gestión y una de las consignas interesantes que ofrece el momento actual, crítico por donde se lo mire, es rastrear los ganadores y perdedores del modelo del Gobierno de Mauricio Macri en estos cuatro años.

Con especial foco en los segundos y si bien no son muchos los que «zafaron», tanto por la tendencia regresiva (en términos sociales) de las políticas económicas implementadas como por la impericia en el manejo y control de las principales variables, resulta ostensible que los trabajadores son de los principales afectados por la actual crisis que el Gobierno generó y agravó.

Es cierto que la anterior gestión dejó problemas a resolver en la economía, como un ineficiente control de cambios («cepo», reinstaurado por Macri ante la fuga masiva de reservas y depósitos), una ya alta inflación, escasa generación de empleo privado, entre otras cosas, que la gestión actual sólo empeoró (y le agregó tragedias como el exorbitante nivel de deuda).

Si bien los gobiernos kirchneristas no modificaron de fondo la matriz neoliberal de la economía que impera desde los 90, si mejoraron (para algunos más para otros menos, pero no se duda que fue así) la redistribución de la riqueza, para acercarla a aquel histórico «fifty-fifty» pregonado por Juan Domingo Perón, en referencia a la equidad entre ganancia empresaria e ingreso de los trabajadores.

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Desde el Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, analizaron la evolución redistributiva durante la gestión de Macri y el resultado, expresado en un gráfico contundente, no deja lugar a dudas: hubo un cambio drástico en la distribución del ingreso.

Según registró ese informe, los trabajadores se quedan ahora con 6 puntos menos del producto con respecto al inicio de la gestión de Cambiemos (no están los datos para 2015, por lo que es probable que la pérdida sea aún mayor).

La crudeza de los datos

No resulta difícil comprender esa actualidad al mirar en forma resumida lo que pasó en este tiempo: creció el desempleo, se desplomó el salario real (vía megadevaluación y muy alta inflación), y un crecimiento del empleo informal (a la par que cayó el registrado) o «en negro», es decir un aumento en los niveles de precarización laboral.

Según el último registro del Indec, la desocupación subió al 10,6% en el segundo trimestre de 2019, la tasa más alta de la gestión del presidente Mauricio Macri, y afecta a 2,5 millones de personas.

El desempleo subió un punto porcentual con relación al mismo período del 2018, cuando se ubicó en 9,6%. La suba de un punto porcentual en la desocupación implica que hay 250.000 trabajadores que se quedaron sin empleo en los últimos doce meses.

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En tanto, la subocupación se ubicó en el 13,1% y aumentó 1,9 puntos porcentuales respecto del segundo trimestre del año anterior cuando registró 11,2%. La subocupación demandante, personas que quieren trabajar más horas o mejorar su empleo, llegó al 9,2%, mientras que la no demandante, que agrupa a personas con problemas de empleo pero que no buscan otro, se ubicó en el 3,9%.

Además, en octubre los datos oficiales arrojaron una disminución en el número de puestos de trabajo asalariados de 0,2%, mientras los no asalariados treparon 3,2%. Si bien en la comparación interanual se dio un leve avance en la cantidad total de puestos laborales, frente al anterior trimestre hubo una disminución al pasar de 20.708 a 20.571.

Los puestos de trabajo asalariados bajaron en ambas mediciones. El empleo informal tuvo aumento del 1,8% tras la creación de unos 88 mil puestos de trabajo «en negro» o precario, precisó el estudio oficial.

Por su parte, el último registro sobre el poder adquisitivo del salario, correspondiente al mes de julio de este año, muestra que en los últimos doce meses el indicador logra una mejora acumulada del 42,9% y se mantiene 11,5 puntos porcentuales por debajo de la inflación de ese período, que según la medición del Indice de Precios al Consumidor (IPC) fue del 54,4%.

Esos datos no registran la más reciente devaluación, posterior a las elecciones, que volvió a disparar la inflación y a licuar poder adquisitivo real, con lo cual actualmente ese indicador se ha deteriorado más aún.

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Todas estas cifras comprenden un combo dramático para la sociedad, y explican otro dato que habla por sí solo, y angustia: La pobreza alcanzó al 35,4% de las personas y al 25,4% de los hogares en el primer semestre de 2019, y aún peor, afecta con más fuerza a los chicos, ya que el 52,6% de los niños estaba en esa condición en el primer semestre del año, cuando aún no se había producido la fuerte devaluación de agosto, tras las Paso.

El dato refleja que unos cinco millones de chicos menores de 14 años son pobres en la Argentina, un millón más que hace un año.