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Por Facundo Díaz D’Alessandro

A más de un mes desde el decreto presidencial que impuso el aislamiento social obligatorio como principal medida preventiva para contener la expansión del coronavirus, definir el estado de situación de la economía argentina como “crítico” ya no alcanza.

Sin querer desde aquí darla por perdida (¿el gobierno ya lo hizo?) ni caer en el consecuente “réquiem” ni sepulturas, se busca intentar reflejar la realidad de sectores que ya no toleran la excepcionalidad que requirió, hasta ahora, la emergencia sanitaria y su derivada cuarentena.

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En el caso de las pymes, el segmento del sector privado que genera el mayor porcentaje de empleo en el país (alrededor del 70%), la naturaleza abarcativa de la categoría hace que se puedan advertir ejemplos dispares, pero los dos años de recesión sumados a la actual paralización casi total de la actividad, hacen que el impacto sea sino equitativa, generalmente profundo.

Apenas terminada la conferencia del presidente Alberto Fernández el pasado sábado, en la cual comunicó la extensión de la cuarentena al menos hasta el 10 de mayo, desde la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (Came) difundieron un comunicado en el que se afirma que si bien “las medidas adoptadas por el Gobierno hasta el momento” fueron un alivio, “la agonía continuará”.

“Mientras se prorroga también la incertidumbre y no se sabe cuándo se regresará al normal funcionamiento de las actividades, la cadena de pagos se rompió, el dólar blue se disparó, de $84.75 hasta tocar los $120, y con esto un desmedido aumento de insumos y falta de precios de referencia”, señaló la entidad.

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En su discurso, el presidente había recogido el guante de algunas críticas que le espetaban la ausencia de un plan económico para el día posterior a la pandemia e incluso para paliarla desde ahora, más allá de los anuncios en relación a subsidios y líneas de crédito.

«La gravedad de la situación ha llevado a que múltiples sectores, que en un primer momento se consideraron como relativamente inmunes ante la pandemia, estén siendo también afectados. En otros términos, lo que los primeros datos de facturación muestran es que el estar exceptuado de la cuarentena o el tener un elevado potencial de teletrabajo no garantizan que las firmas puedan operar con relativa normalidad», relata el crudo diagnóstico del Comité de Evaluación y Monitoreo, publicado en el Boletín Oficial.

Foto: Archivo. La paralización de la actividad es casi total.

De acuerdo con ese informe elaborado bajo la venia del Gobierno, con lo cual es un tácito reconocimiento de la situación, muchas empresas «han experimentado caídas notorias en su facturación. Todo ello incrementa las probabilidades de que las firmas cierren y, con ello, que los trabajadores formales pierdan sus puestos de trabajo».

Realidades

“Estamos casi totalmente parados. Tenemos tres o cuatro personas trabajando de un total de 85, la facturación este mes fue 0. Hicimos un acuerdo con los delegados y el sindicato para pagar entre un 60 y 70% del sueldo. Veo muy difícil el día 0. La gran preocupación es esa. Estamos tomando todo el crédito que podemos, las alternativas posibles”, dijo a Conclusión Edmundo Salvio, titular de Plastificar SRL y vicepresidente de la Asociación de Comercio e Industria de Villa Gobernador Gálvez.

Y amplió: “Soy proveedor de toda la línea blanca… ¿Quién va a comprar heladeras ahora? Lo que más me preocupa es la reconversión. Uno va a tener que atacar mercados en los que no es experto. Pretendemos mantener el plantel, tengo un buen equipo de trabajo, ahora abocados a ver qué hacemos, va a haber seguramente una reestructuración.”

En ese sentido, el empresario plástico reveló que intentan “reconvertirse” por lo cual decidieron pedir autorización y, al menos por ahora, fabricar máscaras plásticas de las que se usan para protegerse del virus ya que observaban “abuso desmedido en el precio de venta”. Señaló que algunos “le intentan sacar una rentabilidad a la situación”, algo que “da asco” y es “siempre igual”.

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Por su parte, desde la firma Bertini, una pyme de las “grandes” del territorio santafesino y con un importante desarrollo en maquinaria agrícola (actividad exceptuada en la provincia de Santa Fe en las últimas semanas), señalaron a Conclusión que trabajan con “entre un 40 o 50%” de los empleados.

“Trabajamos en jornadas de 8 a 1 de la tarde, para que cada uno coma en su casa porque los desechos, si alguien llegara a estar infectado, también pueden contaminar de esa manera. Hay protocolos de ingreso y egreso, repartimos barbijos, alcohol, hay que respetar y continuar el aislamiento y el distanciamiento social y eso implica generar reglas de transformación, no pararse cerca, requiere un ejercicio social que no se logra de un día para otro”, aclaró Enrique Bertini (h), hoy a cargo.

Hasta ahora, aseguró que se puede pagar sueldos, aunque quizás se precise asistencia en algún porcentaje “mediante el mecanismo del Repro y otras herramientas nuevas, algo más factibles” ya que  “se produce al 50%”.

“Aunque sea me conformo con tener los motores en marcha para no perder (si se paran tardan dos días en volver a operar normalmente). Hay que poner en marcha la economía, el empresario tiene que tomar la responsabilidad de arrancar en la medida en que se pueda, porque si no, no podemos hacer circular ni los bienes ni el dinero y que lleguen a la gente”, enfatizó Bertini.

“Son cosas íntimamente ligadas, que interactúan, las empresas son fuente de la economía social y el sector privado no son sólo las empresas. Es toda una interacción que da estabilidad hacia adentro y hacia afuera”, matizó el ingeniero, que sigue el legado de su padre (que monitorea de su casa por ser población de riesgo) en la empresa fundada hace casi medio siglo.

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Además, consideró que “la salida va a ser lenta y tortuosa”, y “todos vamos a tener que rescindir algo”. “Todos los planes de expansión van a quedar en mínimo. Y en salud si hay un brote van a haber que retroceder. Si se mantiene este escenario, de a poco arrancar. Producción, salud y alimento, es un todo fundamental”, puntualizó.

El caso de Herramientas Litoral, una pyme familiar abocada al mayoreo, que al día de hoy opera con tres personas y terceriza desde fabricación hasta parte de la comercialización, una “estructura adaptable que permite superar mejor las crisis”, también enfrenta serios riesgos y desequilibrios en este contexto.

“Al ser una empresa muy chica, familiar, somos más propensos a adaptarnos a las crisis. Desventajas: falta de rentabilidad, que al venir baja, en época de crisis con alta competencia y sin apoyo del estado se hace dos veces más duro. Ya venía mal, teníamos pensado tomar empleados y con las últimas dos crisis (2018 y 2019) se postergo al 2020 y ahora va a seguir postergado”, relató Cristóbal Pérez a Conclusión, viajante y uno de los titulares de la firma.

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“Hoy en día la venta cae mucho, esperemos que poco a poco se vaya reactivando, es algo que si o si se necesita, no sé cuánto tiempo se puede aguantar sin la normalidad. Esperamos que sea pronto, los primeros días de mayo. La cadena de pagos está cortada. Casi nadie está pagando y los que pagan no es en tiempo y forma. Esperemos que cuando la liberen no sea demasiado tarde, antes del punto de no retorno”, se explayó.

No estar a la altura

Una de las criticas principales que se oye por estos días de sectores empresarios, en especial los ligados a la producción, está dirigida al sistema financiero.

Si bien desde el Gobierno se anunciaron líneas de crédito para empresas, entre otros instrumentos, el problema llegó en el después del anuncio, en la ejecución, sea por la permeabilidad y/o desconocimiento del terreno de funcionarios, por la falta de “voluntad” de los bancos o una conjunción de ambas.

Días atrás, el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), también dirigente de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), Guillermo Moretti, quien participa de las mesas de “crisis” con ministros del Gabinete nacional, había dicho a Conclusión que “el Banco Central (BCRA) se ha comportado muy levemente con los bancos” y éstos “no han estado a la altura”.

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En el caso de Bertini, sostuvo que “el sector financiero no acompaña con la velocidad que debería” y es algo que lleva “directamente a fundir empresas”.

“No están trabajando a la altura de la circunstancias. Hay cosas como sueldos que se precisan ahora, se vencen y no dan respuestas. Hace algo, lo que sea, pero agiliza. Nosotros en general compramos materia prima para tener stock y eso ahora nos permite trabajar, cubrir los sueldos y gastos. Pero por ejemplo, tengo un pedido de crédito desde marzo y todavía no lo analizaron, es para maquinarias que tendrían que salir a sembrar. No hay entendimiento de que también hay ciclos y esto se pasa”, detalló el empresario agroindustrial.

Y completó: “Por ejemplo la EPE está intentando dejar de cobrar cargos fijos, que para una empresa es un valor alto, pero si no consume no gana. ¿Por qué los bancos no pueden ceder un poco? Cuando se desató la crisis desaparecieron, deberían instrumentar. No sé quién le pone el cascabel al gato, no tengo una visión sobre la cúpula del poder”.

Al respecto, Salvio, de Plasticar, apuntó que “los bancos tendrían que revisar un montón decuestiones” en medio de una situación en la que “el gobierno sale a apalancar” y ellos “ponen trabas innecesarias”.

“No te cierro la cuenta, ni te informo si te rechazo cheques. Hablamos con proveedores porque nos vinieron de vuelta y las líneas de crédito ofrecidas desaparecieron a las 48 horas. Al que más necesita le pisan la cabeza. Hoy le limitaron el crédito a la gente. La carpeta que piden con los últimos pagos y facturación, para dar créditos, demoran 25 días. Es como que necesites sangre y te digo que vengas el mes que viene”, relató empresario plástico.

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“Lo que no está es porque hay un desfasaje entre lo que se dice y lo que se necesita y el abuso de siempre de los bancos”, indicó.

A su turno, Pérez de Herramientas Litoral aseguró que se trata de un problema de arrastre y que alude “la falta de créditos reales, piden muchos requisitos difíciles de cumplir”.

“Tomar empleados es muy difícil por la carga que le generan a una pyme muy chica. En términos impositivos es superior o igual a Bunge y Born o General Motors, por dar ejemplos. Y paga menos, en  porcentaje claro está, de Ingresos Brutos que una pyme común. Es competencia desleal, multinacionales del mismo rubro te pueden vender a precio de dumping y pueden aguantar, tienen mucha más espalda que una pyme y no se cobran impuestos extras. Ellos sí tienen acceso al crédito”, concluyó.